miércoles, 29 de septiembre de 2010

Soy una J.A.S.P. (pero no me sirve para nada)

Hoy he descubierto que pertenezco a un grupo llamado J.A.S.P., aún no sé si eso es bueno o malo. Como la mayor parte de la gente de mi edad y de los que ronden la treintena, crecí en una época en la que frases como "quien no estudia no llega a nada en la vida" o "para tener un trabajo estable y bien pagado hay que tener una carrera", eran como el credo.

Y entonces, como un borrego, todos estudiábamos, y no cualquier cosa: derecho, arquitectura, ingeniería... y ¿para qué?. Pues para ser un JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado), y la pregunta es: ¿y ser eso sirve de algo?, y la respuesta es "pues no". Ahora mismo, y desde hace ya bastante tiempo, no vale para nada lo mucho que sepas o el título que tengas.

Cuando vas a una entrevista con una carrera y unas notas excelentes, intentan hacerte "un becario" (véase en el diccionario la definición de explotación), con la maravillosa pretensión de "formarte" (¿pero para eso no era la carrera?); y si eres la persona más afortunada del mundo consigues un contrato basura del que se ríen incluso los "mileuristas".

Mi conclusión después de más de 2 años trabajando y con unos ahorros que me dan poco más que para pagar el móvil (que me saqué por puntos porque no me puedo permitir otra cosa), es que aún en estas condiciones laborales asquerosas tienes que dar gracias "porque la mayor parte de la gente de tu edad está en el paro".

En fin amigos, que un contrato de 12 horas semanales para que te exploten es un chollazo. ¡Cómo me gusta ser una JASP!


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Historias Sobre Funcionarios

No me gusta generalizar, pero en los tres últimos días he tenido varias "desavenencias" con personas pertenecientes a cierto "colectivo": los FUNCIONARIOS.

Hoy he tenido que ir a entregar un contrato a la oficina de empleo (lo sé, se puede hacer por internet, pero yo sólo obecezco órdenes), aunque eso de "entregar"... digamos que yo lo he dejado allí por si a ellos le apetece gestionarlo, vaya. Aparentemente es super complicado sellarlo allí mismo, y tienen que acumularlos en un montón, así que me han sugerido (amablemente, eso sí) que me pase a recogerlo en una semana o dos (que viendo cómo me lo ha dicho la muchacha, casi mejor voy el mes que viene).

A continuación un fragmento de la conversación que he mantenido con una funcionaria esta mañana (los nombres y números de mesa han sido modificados, cualquier coincidencia es pura casualidad):

- Hola, vengo a entregar un contrato
- Eso es en la mesa 10
- Es que en la mesa 10 no hay nadie
- Ahh...
- Tu compañera me ha dicho que la de la mesa 10 eres tú, pero que hoy estás en la 6
- Ahh, ¿eso también lo tengo que hacer yo?
- No sé, ¿te puedo entregar el contrato a ti o no?
- Es que yo estoy aquí...
- Ya veo... ¿puedo?
- ... Espera un momento, voy a preguntar

Media hora después me han dejado "entregarlo", es decir, lo he depositado sobre la mesa 6 y me he ido. En fin, que quiero ser funcionaria, ¿en qué otro trabajo puedes ir a preguntarle a tu jefe si tienes que trabajar o no?. Como si a mí me dijesen: "Ey, L, hazme este escrito para el cliente", y yo contestase: "¿eso también lo tengo que hacer yo?, es que estoy jugando a las cartas".

Que estrés.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Yo SOBREVIVÍ a un buffet libre

No sé si era Darwin el que dijo "en la naturaleza no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta"... y cuanta razón tenía.
En lo que esperaba fuese un apacible fin de semana de verano, me vi inmersa en la mayor de las catástrofes naturales, ¿un terremoto? no, ¿lluvias torrenciales? tampoco, ¿erupción de un volcán? ni de coña. Hablo de la peor de las catástrofes... compartir un buffet libre con un viaje del IMSERSO. La arrogancia de la juventud me llevó a pensar cosas como "bah, soy más alta, más rápida y más delgada" y sobre todo... "no dejan de ser abuelillos, son entrañables, ¿qué puede pasar?".
Si antes pensaba que las peores palabras del mundo eran "odio", "ira" o "venganza", ahora conozco la que realmente es la peor palabra...chin, chin, chin (música de Psicosis)....
¡¡¡GRATIS!!!
El horror a mi alrededor era indescriptible, abuelas que usaban a sus "amigas/consuegras/comadres" como escudos para abrir espacio (bloqueos que ni Pau Gasol); abuelos que además de llevar en una bandeja en cada mano, llevaban otras dos en el andador (ejemplo de maestría y equilibrio donde los haya); aunténticos gurús del autocontrol que manifestaban abiertamente que "anoche no cenamos, pa' tener mas hueco"; platos de lentejas con donuts; de fabada con coca-cao...¡¡¡NNNNNOOOOO!!!
Aún tengo pesadillas por las noches en las que revivo el momento en el que las dos únicas personas con menos de 65 años del local, sentadas en una esquina y sin mirar a nadie directamente a los ojos, comían todo lo rápido que podían las sobras de ese "acompañamiento" de verduras que sabe a vinagre, pensando tan sólo en salir de allí y confiando en que ninguno de los presentes quisiera tomar postre y viese que no quedaban.
En fin, espero no revivir jamás la situación. Para el que no pueda evitarlo, ahí va un consejo: pagar 8 euros por el menú del bar de enfrente del hotel, no es tan malo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Bipolar

Trato de hacerte responsable de algo que es completamente culpa mía.
Te culpo por no dejarme ir cuando sólo es necesaria una mirada para que desista de mi empeño por alejarme de ti.

Me horroriza ver como empiezas a recomponer los pedazos de tu vida mientras yo permanezco inmóvil atada a lo que un día fue la idea de "nosotras". Destrozada porque pese a todas mis absurdas esperanzas y mis esfuerzos sin sentido, mi sueño ni siquiera fue una posibilidad remota en tus planes.

Seguir a tu lado me está quemando por dentro, pero ya no me quedan fuerzas para irme ni para el naufragio que, queramos o no, está por llegar.

Capaz de mostrarme abierta en canal y dudando que nadie pueda provocarme más que un arrasguño, según el día. Al fin y al cabo, y como dice la canción: "de amor ya no se muere". La razón para mantenerse en pie: siempre acaba llegando alguien que es capaz de "anestesiarte".