sábado, 26 de febrero de 2011

¡¡¡Búscate Un Hobby!!!

Para aprovechar uno de estos estupendos días soleados, el miércoles decidí aceptar una invitación a una cerveza de una "desconocida" muy maja. 

Plan perfecto: paseo poco transitado, mirador público con vistas, banquito al sol, conversación amena y un Aquarius (me tocó llevar el coche). Para mi sorpresa, mi acompañante hizo gala de dos cosas: extremo civismo (guardando colillas, chicles y cualquier mínimo residuo de nuestra presencia allí en una lata vacía) y mala elección del momento para demostrar afecto en público (se acercó a darme un beso justo en el momento en el que pasaba por allí un abuelillo perdido... o no)



- ¡¡¡Eh, vosotras!!!
- ¿Sí, caballero?
- Aquí no se puede beber.
- No es bebida, es una lata-cenicero.
-¡Aquí no se puede fumar!
- Es un espacio abierto, sí se puede.
- ¡¡Aquí no se puede estar así!!
- (ya de coña) Niña, siéntate derecha, que creo que lo dice por eso.
- ¡Voy a llamar a la policía!
- Muy bien, caballero, aquí estaremos.
- He cogido tu matrícula.
- Pues déjela donde estaba cuando se vaya, que no se puede ir por ahí con el coche y sin ella.
- ¡¡¡Qué poca vergüenza!!!, anda que si...

...Franco levantase la cabeza... (la termino yo que ya me la sé). Anda que el día que la entierren todos estos "personajes"... que tranquilos nos vamos a quedar.

jueves, 17 de febrero de 2011

Lo Que Tú Ya Sabías...

- Mira que árbol más bonito.
- Ya lo sé, lo planté yo.
- Ah, ¿sí?
- Sí, porque sabía que iba a conocerte y que iba a traerte aquí.

Tú sabías que ibas a conocerme y, aparentemente, este hombre sabía ya en el 96 que ibas a irte después, así que me escribió esto:

martes, 15 de febrero de 2011

Visitas Inesperadas (y Desesperantes)

Y de nuevo otro post tipo encuesta, que esta semana estoy especialmente inspirada a la hora de escribir chorradas. A continuación, describo una situación que se da con más frecuencia de la que me gustaría:

Por una casualidad u otra, últimamente "disfruto" de bastantes momentos a solas en la oficina, aparentemente porque todo el mundo tiene cosas mejores que hacer que ir a trabajar. Estos frecuentes "abandonos" vienen siendo no tan abandonados porque el marido de mi jefa se presenta allí con cualquier excusa: que le explique algo sobre un programa, dejarme un recado de su mujer (Graham Bell patentó el teléfono por puro vicio), saludar porque pasaba por allí (lo cierto es que vive cerca)...

Contándole esto a una amiga:

- Niña, yo no sé que necesidad tiene de estar allí metido todo el día conmigo, que  este hombre se aburre, y yo tengo cosas que hacer... ¿y la mujer por qué no le dice algo?... el marido allí metido a solas conmigo todo el día... 
- Pero si no te hace nada. A ver si yo no vas a poder estar con un compañero a solas en una habitación por ser un hombre.
- No me hace nada pero me molesta, me obliga a cambiar los ordenadores de sitio por que se aburre, y si yo fuese una "chunga" y me quejase por acoso. Además, que no es compañero, ¡qué no trabaja allí!
- Tía, estás obsesionada con el sexo.
- No es el sexo, es que odio que me invadan el espacio físico. 
- Estás fatal, te voy a comprar un zulo.

Y después de todo este rollo, va la pregunta: ¿me quejo sin motivo?, ¿es normal que se hagan visitas de este tipo?, ¿por qué tengo que resolver las dudas informáticas de una persona ajena a mi trabajo?, ¿estoy obsesionada con el sexo? (debo confesar que siempre he pensado que en esto último era justo al revés)

¿Qué opináis?, ¿pido cita para el psicólogo ya o no?

lunes, 14 de febrero de 2011

¡¡¡Feliz San Solterín!!!

No iba a escribir un post hoy, porque me niego a participar en esta especie de catarsis colectiva patrocinada, pero... ¡me han escrito un SMS! Resulta que no ha sido Cupido, sino Escupido, deseándome una vida plena y autorealizada. 

Lo malo, es que en vez de encontrar un ramo de rosas al llegar al trabajo, he encontrado un montón de papeles para archivar, ¡¡¡TOMAAAA!!! (ironía). 

Lo bueno, es que mis amigas "casadas" me conocen (saben que odio todo el rollo este) y me han regalado ¡una caja grande de profilácticos! (que vamos a usar como globos esta noche, por cierto). En fin, quien no se consuela es porque no quiere.

Por cierto, sigo con la idea del bazooka "anti-palmaditas compasivas en la espalda" y pienso pedirlo por mi cumple, ¿pido otro para alguien más?

domingo, 13 de febrero de 2011

La Pieza Que Sobra

Supongo que todos hemos abierto alguna vez algún objeto roto con la intención de "arreglarlo", y a casi todos nos ha pasado que después de un rato, hemos vuelto a montar el experimento en cuestión, que por arte de magia vuelve a funcionar y, para nuestro asombro, hemos exclamado:

- ¡Anda!, ¡¿y esta pieza de dónde era?!

Nadie sabe por qué pero siempre hay un elemento que se nos olvida en la reconstrucción (tuerca, arandela, tornillo, "chapita de color extraño"...). Pues bien, yo ayer fui "la pieza que sobra". 

Llevaba meses sin salir por "el ambiente" (sin salir en general, pero más aún por ahí), y ayer recibí 5 horas de suplicio en vena por no haberlo pensado y haber pedido llevar coche. Sólo entontré niñas, aún sin desarrollar, y mujeres de la edad de mi madre, de vuelta de todo. Una de éstas últimas se presentó a sí misma como "Chenoa, cuando tú vas, yo vengo".

Me coloqué en una escalera poco transitada con la idea de evitar refregones innecesarios y conversaciones vacías... ¿efectividad del plan? NULA. Vuelvo a ser "la nueva" y escucho la frase: "oye, tu cara no me suena", como unas 6 veces. Tras varias negativas amables y algunas sonrisas forzadas, empecé a quejarme... queja que, por lo visto, llega a oídos de "la destroyer".

"LA DESTROYER": dícese de la niña mona monísima del local, que sabe que lo es y por la que babea el resto, ella elige (2 ó 3 por noche) a las tías a las que permite que le bailen el agua y después de un rato "que la acompañen al baño". Anoche personificada en: morena, 21 años, 1.70, ojos preciosos y boca perfecta.

En fin, "Destroyer" se acerca y me dice:

- Te he escuchado llamar "pervertida" a la morena aquella.
- Sí, tranquila, es mi amiga, se lo digo cada día.
- Si quieres, yo te doy una clase de perversiones...
- ...Em.... no, gracias.

Y a partir de aquí, todas mis amigas se me echan encima al grito de: "¡¿pero qué haces?!". Porque aparentemente, quejarse por que no te dejen en paz es un delito. Aparentemente, el hecho de que una niña mona o unas cuantas, crucen el bar para hablar contigo te obliga a ser amable y dejar que te soben porque, aparentemente, es un honor.
Soy una creída y una estrecha, voy de diva y soy lo peor. Y después de muchos meses, me he dado cuenta de que en esto del "ambiente" soy la pieza que sobra, y todo funciona mucho mejor sin mí.

viernes, 11 de febrero de 2011

La Peor Corrección Del Mundo

Tras un monólogo sobre sentimientos de unos 7 minutos (de cierta persona de mi pasado), escucho lo siguiente:


- ... Pues eso, ya lo sabes.
- ¿Ya lo sé?, perdona, es que me he perdido hace un rato.
- ¡Pues eso!... que no me eres impasible.
- ¿Impasible?
- Sí, que aún te veo, te tengo cerca y no me eres impasible.
- Ahh....
- ¿Qué piensas?
- ¿Realmente?
- Sí, claro.
- ... Pues que eso está mal dicho. O YO no te soy "indiferente" o TÚ no te quedas "impasible". Pero "serte impasible", creo que no está bien dicho.
- ¡Tía, no sé para que te digo nada!, ¡eres IMPOSIBLE!


...Bueno, sí... eso sí.

martes, 8 de febrero de 2011

La Cabeza, Nuestro Peor Enemigo

Dicen que el aburrimiento es caldo de cultivo para todas las malas ideas de la humanidad, y realmente hay pocas cosas más dañinas que una mente ociosa. Productos de este ocio son decisiones del tipo: "voy a ponerme un flequillo ochentero", "combinar cuadros con lunares no tiene porqué quedar mal", "lo mejor para mis ratos libres es apuntarme a un curso de inglés"...

Otra de las cosas en las que me he fijado últimamente es que por alguna razón el ser humano, en general, tiende a reproducir situaciones resultan conocidas y, por ello, controlables. Si la situación es positiva, reproducirla me parece la mejor idea posible. Pero, ¿por qué buscar una situación negativa en la que ya somos conscientes que odiamos estar?

R, una de las nuevas personas en mi vida (madura e interesante) se ha quejado recientemente porque dice que las mujeres siempre intentan controlarla y no la dejan respirar. Esto tiene su gracia porque desde que la conozco con típicas frases del tipo: "es que yo soy infiel", "yo a los dos días ya me enfrío", "si tengo a alguien bien y si no la tengo también", "en realidad si estoy con M, guay, pero si no quiere, tengo a B y para los ratos libres a J". ¿No es ella quién genera los propios miedos e inseguridades que luego dice "sufrir"?

G, perennemente triste y quejicosa, se "esfuerza" por conocer gente nueva para superar su "reciente" (11 meses) ruptura. Cada fin de semana tiene un mínimo de 4 citas diferentes, cuando le preguntas por ellas es incapaz de responder a preguntas como: ¿a qué se dedica?, ¿de dónde es? o ¿qué aficiones tenéis en común?. Y sin embargo, es capaz de describir con una crueldad super precisa: "el tacto extraño de su piel", "un pelo larguísimo en el bigote", "la pinta de sucia", "la colonia demasiado dulzona" o cualquier otro defecto "insubsanable" que convierte a sus citas en una pérdida de tiempo.

Otra, conversación con mi amiga E:

E (super sorprendida) - Tía, que fuerte, A sigue pasando de mí.
Yo (extrañada) - ¿Pero no llevabais así ya tres meses?
E (no entiende mi pregunta) - Cuatro y medio, sí.
Yo (confusa) - ¿Y cual es la novedad?, si ya pasaba de ti.
E (viéndolo todo super claro) - Sí, pero ahora lo tengo más claro, le he mandado un SMS y no me ha respondido.
Yo (cansada de repetir la misma conversación) - ¿Pero por qué has hecho eso?, si ya estaba claro que pasa de ti, ¿para qué la provocas otra vez?
E (super soprendida de nuevo) - Ya, tía, que fuerte.

¡¡¡FUERTE NO!!!, ¡¡¡ERES TONTA!!!

En fin, que provocamos la situación que ya tenemos bajo control, aunque sea un "cómodo" sufrimiento... o puede que le esté dando demasiadas vueltas... ¡oh, no!, ¡mente ociosa!

viernes, 4 de febrero de 2011

Conversación Con Un Hombre Sabio

Esperando en la cola de la caja del super, se acerca un señor con las sienes plateadas (debe hacer bastante que cobra una pensión) con un único cartón de leche:
- ¿Quiere pasar delante?
- Es muy amable, pero no es necesario, no tengo prisa, muchas gracias.
- De nada.
- ... Si permite usted decirle, tiene usted los ojos más tristes que he visto en mucho tiempo.
- ... Vaya.
- Apuesto a que tiene también una sonrisa preciosa

(Intento enseñársela pero aunque me ha hecho gracia, no sé si lo consigo del todo)

- ¿Ve, usted? yo tenía razón.
- Bueno, por lo menos me libro por la sonrisa.
- ...¿Hace mucho que le han roto el corazón?
- ... Pues hace demasiado tiempo como para que alguien se dé cuenta tan rápido.
- Si me permite decirle una cosa... no piense que lo que ha dado ha caído en sacos rotos, simplemente la persona que va a devolvérselo es otra y usted aún no lo sabe.

Y he acabado haciendo lo que llevo conteniendo durante meses... llorar.

jueves, 3 de febrero de 2011

Carta Que Nunca Leerás

Porque quizás me niego a reconocer que no paré cuando debía, tal vez porque no me di cuenta de que ese momento era "el momento". Quizás porque tampoco quiero reconocer que bajé la guardia y me confié.
 
Porque cuando he cedido, lo he hecho esperando que lo notases y que me "devolvieses" el detalle (egoísta, lo sé).

Porque vi en ti una distracción, una forma de escapar de mis miedos y ahora estoy aún más lejos de la meta que cuando empezamos.

Porque no te importa irte, ni quedarte, porque no te importa nada.

Porque mis ojos te gritaban pidiendo un motivo, una razón o una promesa, aunque mis labios fueran incapaces de hacerlo.

Porque si quieres estar con alguien te amoldas, te esfuerzas y pones de tu parte; y tú esperas que alguien se encaje en tus horarios, tus neuras y tus circunstancias; y que lo haga sin ningún tipo de indicación por tu parte.

Porque te adoro, pero nadie me enseñó dar por dar a un muro de hielo, y no sé hacerlo.

Porque valoras demasiado tu "pompa de jabón" como para salir a dar a alguien una "palmada en la espalda" y a decirle que lo está haciendo bien.

Por todo eso, y sobre todo, por lo que no quiero verbalizar, esta es la última carta que te escribo... y la carta que nunca leerás.