domingo, 14 de noviembre de 2010

Padres, esos seres indescifrables

Hace bastante que no escribo nada por aquí (lo que no quiere decir que no me pase a olisquear novedades) pero es que no he tenido ni ganas... ni tiempo.

Hoy, tras una "discrepancia" con mi padre, he empezado a plantearme la razón por la que ciertas personas, que no sirven para cuidarse ni a sí mismos, se embarcan en eso de tener hijos. ¿Por qué, si nos hacen exámenes para comprobar que hemos estudiado, para ser funcionarios, para conducir, para medirnos hasta la frecuencia con la que vamos al baño... por qué no examinan a la gente para darles el carnet de padres?

Sinceramente creo que nos ahorraríamos muchos quebraderos de cabeza. No veríamos a niños de 2 años con sus padres de 19 en el botellón (por cierto, ¿no lo habían prohibido?); tampoco habrían madres de 55 con hijos de 7 años producto de un "es que yo ya me creía...."; ni padres que se peleen con sus hijos por la Wii...

En fin, como me decía el otro día mi mejor amiga, cuando tienes padres disfuncionales (veasé: demasiado jóvenes, demasiado viejos, los que lo son por accidente, los que accedieron por callar a su pareja...) sólo tienes dos opciones: convertirte en uno de ellos o cambiar.

Los míos son de los normales (o eso parece, pero son los peores), y, a mis casi 27 años, me controlan cosas como: la hora de la cena, la hora de acostarme, si me sirvo más de un vaso de bebida mientras como, si escucho música "rara", si me despierto con la cara muy blanca... en fin, las cosas importantes, claro, ¿o no?.

¿O eso no es lo normal?...

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