Esperando en la cola de la caja del super, se acerca un señor con las sienes plateadas (debe hacer bastante que cobra una pensión) con un único cartón de leche:
- ¿Quiere pasar delante?
- Es muy amable, pero no es necesario, no tengo prisa, muchas gracias.
- De nada.
- ... Si permite usted decirle, tiene usted los ojos más tristes que he visto en mucho tiempo.
- ... Vaya.
- Apuesto a que tiene también una sonrisa preciosa
(Intento enseñársela pero aunque me ha hecho gracia, no sé si lo consigo del todo)
- ¿Ve, usted? yo tenía razón.
- Bueno, por lo menos me libro por la sonrisa.
- ...¿Hace mucho que le han roto el corazón?
- ... Pues hace demasiado tiempo como para que alguien se dé cuenta tan rápido.
- Si me permite decirle una cosa... no piense que lo que ha dado ha caído en sacos rotos, simplemente la persona que va a devolvérselo es otra y usted aún no lo sabe.
Y he acabado haciendo lo que llevo conteniendo durante meses... llorar.
3 comentarios:
Joooder, la piel de gallina...qué señor más lindo y además todita la razón, ya lo decía Drexler "el amor que me darías, transformado volvería un día a darte las gracias..."
1besico y mucho ánimo!
De vez en cuando llorar desahoga claro que no sé yo si un super...
Que señor más sabio.
Un beso.
Feliz fin de semana
Llorar siempre ayuda, y la sabiduría de algunas personas acojona.
En ocasiones echo de menos llorar como antes. Ahora lloro menos pero no por eso estoy menos triste.
Un libro: "El tiempo entre costuras", "El abanico de seda", tiene unos pocos años pero es muy bonito. No suelo aconsejar libros, pues la lectura es muy personal y lo que a uno le encanta a otro le espanta.
Besos linda
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