Paranoias de mi mente, mirando hace un par de días la nueva jarra Brita que se han comprado en casa, me dió por pensar en algo que me explicaron en 3º de E.G.B. (más o menos): la teoría de los vasos comunicantes.
Para quienes no sean grandes amantes de la física decir, que la teoría consiste en que Galileo un día se aburría y descubrió que cuando se echa un mismo líquido dentro de varios recipientes, que están unidos entre sí, la altura que alcanza el líquido en cada recipiente, acaba siendo la misma. Casi que se entiende mejor, mirando el dibujo:
Bueno, y todo eso, ¿a qué viene?. Pues viene a que últimamente, por una razón u otra, veo una aplicación directa de esta teoría a las relaciones personales (de cualquier tipo). A veces somos nosotros quienes aportamos el nivel más alto, y por lo tanto, quienes acabamos perdiendo. Y en otros casos, es al revés, y somos lo que me llamaron ayer: "un vampiro".
Soy consciente de que lo soy, pero también lo son quienes me rodean, con mayor o menor lujo de detalles, conocen el porqué de mi mirada ausente, mi sonrisa forzada y mis contestaciones monosilábicas. ¿Debo sentirme culpable por "dejarme querer"?, ¿por no pagar con la misma moneda?. Me escudo en que, a diferencia de lo que me ha pasado a mí, aviso de antemano de que lo que empieza acaba, y que no estoy en posición que cubrir las carencias de nadie. Aún así, sé que más de un@ tendrá una lista de cosas que echar en cara, tarde o temprano.
Probablemente sí que soy una vampiresa, pero es mejor posición que ir rellenando los vasos de los demás, ¿no?
3 comentarios:
Me da que no eres tan vampira..y dejate querer claro que si.
Amén.
Déjate querer, el amor siempre es un buen regalo de navidad... Y no te sumerjas en tu mundo, sal de él; el mundo es enorme y tiene demasiadas cosas bonitas como para apartar la mirada y hacer caso omiso.
Al final, no dije te quiero, ni antes, ni después del abismo.
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