Érase una vez una joven incauta que pretendía pasar sus vacaciones en el País Vasco (con una semana, tampoco nos vamos a ir más lejos). Era febrero, hacía frío y el equipaje de mano pesaba como si mi madre se hubiese apuntado a venir a última hora sin comprar billete, así que basándome en experiencias pasadas (mi amiga se había quedado en tierra hacía sólo unas semanas) decidí llegar hora y media antes, aún no teniendo que facturar. El plan era entrar en el avión y dormir hasta Bilbao así que viendo que estaba embarcando un vuelo para París, me puse a la cola del escáner con ellos.
Para mi sorpresa, tengo que quitarme pendientes, pulsera, collares, el cinturón, las botas... total, con pantalón y camisa paso por debajo del arco fatídico... ¡SIN PITAR, YUJUUUU!. Pero la sonrisa de mi cara duró menos que un calipo en un agosto sevillano... de la nada había parecido a mi lado la versión femenina de Chuck Norris: rubia, 1.80 y uniforme un par de tallas más pequeñas de lo necesario (sólo una observación):
- ¡Brazos en cruz, por favor!
Me tocó los brazos, la espalda, la tripa y... ¡el pecho! (hay mamografías en las que te espachurran menos que esta mujer).
- ¡Gírese, por favor!
Y volvió a hacer el mismo recorrido que... en serio si no has encontrado ya la dinamita, el cuchillo y la pistola a estas alturas... Agarró del aro del sujetador con una mano y... agitó durante 20 segundos... vamos a ver, ¿qué esperas que caigan, maja?, ¿bellotas?. Y claro, lo mejor para el final:
- ¡Abra las piernas!
Así que yo contesté:
- ¿Así?, ¿sin besos ni nada? (no lo intentéis, deben de escuchar mucho esa broma y ya no les hace gracia)
En fin, cuando ya han acabado, te devuelven tus cosas y te dicen "pase por allí a vestirse". Por cierto, de los botes de colonia, espuma y líquido de lentillas, ni pío... ¿y si es nitroglicerina qué, cabrones?
En fin, tengo que decir que por lo menos, la estancia en el País Vasco fue... pintoresca (barrios marginales, prostíbulos, cargando con la mochila de un sitio para otro, garrapatas...), pero eso mejor lo dejamos para otro día.
P.D.: Gracias a los recién casados de Santander que esperaron conmigo hasta que "Chuck" me dejó ir, espero que os vaya genial.
3 comentarios:
Esa experiencia puede ser traumatica te lo digo.
Como ya sabrás voy en silla de ruedas, bien pues la última vez que viajé me hicieron bajar de la silla se la llevaron y vino una especie ´´ del Norris`` pero en bajito, lo del uniforme debe ser igual en todos los sitios y me cacheo como si fuera una delincuente recién escapada de la cárcel. Para que querían la silla? ni idea.
Besos y anímate ya sabes la próxima lo que no debes llevar.
Buena semana
Bueno, yo siempre pito, me quito todo y pito igual, creo que lo mio es exibicionismo inconsciente...
Pues serán estos ultimos tiempos, porque yo comparaba la pasividad de barajas con el celo y las ansias registradoras de Heathrow u Orly, y los primeros parecían hermanitas de la carité.
PD:
Considere formalmente abierta su embajada en Gondor.
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